Hay
imbéciles de varios modelos,
a elegir:
a)
El que cree que no quiere nada, el que dice que todo le da igual,
el
que vive en un perpetuo bostezo o en siesta permanente, aunque
tenga
los ojos abiertos y no ronque.
b)
El que cree que lo quiere todo, lo primero que se le presenta y
lo
contrario de lo que se le presenta: marcharse y quedarse, bailar y
estar
sentado, masticar ajos y dar besos sublimes, todo a la vez.
c)
El que no sabe lo que quiere ni se molesta en averiguarlo.
Imita
los quereres de sus vecinos o les lleva la contraria porque sí,
todo
lo que hace está dictado por la opinión mayoritaria de los que
le
rodean: es conformista sin reflexión o rebelde sin causa. 47
d)
El que sabe que quiere y sabe lo que quiere y, más o menos,
sabe
por qué lo quiere pero lo quiere flojito, con miedo o con poca
fuerza.
A fin de cuentas, termina siempre haciendo lo que no quiere
y
dejando lo que quiere para mañana, a ver si entonces se
encuentra
más entonado.
e)
El que quiere con fuerza y ferocidad, en plan bárbaro, pero se
ha
engañado a sí mismo sobre lo que es la realidad, se despista
enormemente
y termina confundiendo la buena vida con aquello
que
va a hacerle polvo.
- Ética para Amador de Fernando Savater (Capítulo VI)
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